Según la mitología griega tras partir Dionisio a la India, su esposa Afrodita le fue infiel con Adonis. A la vuelta del primero ésta se arrepintió de su infidelidad y marchó hasta Lámpsaco para dar a luz a su hijo. Hera, esposa y hermana mayor de Zeus, disconforme con este hecho, condenó a su hijo a padecer la culpa de su madre en forma de deformidades, de las cuales, la más célebre fue sin duda su hipertrofia fálica, es decir, su desmesurado miembro.
Fue así como nació Príapo, dios menor protector de los rebaños de cabras y ovejas, de las abejas, del vino, de la huerta y de la pesca.
Los romanos veneraron a este dios y le dedicaron estatuas en las entradas de sus casas. Solía ser representado como un enano deforme con esa rotunda y gigantesca erección que le caracteriza. En sus manos tenía una hoz y un cuerno de la abundancia o cornucopia. Supuestamente debía garantizar las buenas cosechas pero también era utilizado a modo de espantapájaros y talismán contra el mal de ojo y los ladrones.
Pese a lo bizarro que pueda parecer, este personaje tuvo una importancia bastante notable dentro de la cultura romana, prueba de ello son los priapeos, poemas de diversas métricas dedicados a Príapo. En numerosas de estas obras se pretende amenazar a los intrusos con el amenazador miembro de este dios.
Aquí hay una breve muestra de uno de esos priapeos:
En Latín
Quae percidere puer, moneo,
futuere puella;
barbatum furem tertia poena
manet.
Ne prendare, cave. [...]
Traiectus conto sic extendere
pedali,Ut culum rugam non habuisse
putes.
Traducción
‘Te sodomizaré, muchacho, te lo advierto; a ti,
muchacha, te follaré;al barbado ladrón la tercera pena [sexo oral] es la
que le espera.’
‘Ten cuidado, no vaya a cogerte. [...]
Atravesado por mi percha descomunal, quedarás tan estirado
que
nunca pensarás que tu culo tenga curva alguna.’
Según parece, y pese a lo que puedan muchos creer, Príapo no fue un dios que se llevara muy bien con los burros. En una ocasión estuvo a punto de violar a la Ninfa lotis mientras esta dormía. En ese momento un burro que estaba por ahí cerca comenzó a rebuznar salvándola de tal situación.
El enfadado Príapo acabó matando al burro. Desde entonces en Lámpsaco se sacrificaban burros en honor de este dios.
En otra ocasión Príapo fue a violar a Hestia y al enterarse otro burro que, casualmente, también estaba por ahí, comenzó también a rebuznar para avisar a la víctima y así salvarla. Desde entonces las fiestas en honor a Hestia se celebraban coronando a los burros con flores.
Estas son algunas de las andanzas y curiosidades más destacables de tan perverso personajillo mitológico.